"Cada persona despierta solo cuando ya está lista, ni antes ni después"
por Tamara Celano – Periodista – Feb 2016
Aprender a cambiar el foco de observación, vivir disfrutando los momentos felices y respetando los procesos de dolor, entre otras, son las premisas de Javier Barbero.
Javier Barbero (48) es coach ontológico, una disciplina profesional que busca desarrollar el liderazgo en personas y organizaciones. Su formación la hizo en la Asociación Internacional de Ontología del Lenguaje de Venezuela y en sus pares en México, España, Argentina y otros países. Cordobés, radicado en el Paraguay hace 18 años, apuesta casi como un paraguayo, por el natural uso de interjecciones en guaraní y la frase «demasiado me hallo», que se encuentra en sus calcomanías y las paredes de su oficina.
-¿Por qué vino a Paraguay?
Me trajo el amor a Paraguay, pero el amor pasó enseguida y el país quedó. Yo sentí inexplicablemente que este era el país en el que quería vivir y en el cual quiero morir. No reniego de mi tierra donde nací, pero este es mi lugar en el mundo. Me enamoré del verde, de la generosidad que tiene el paraguayo cuando te conoce y te quiere. Me enamoré de una vida más tranquila, de todo lo que podía hacer acá.
–¿Cómo fueron sus inicios?
Al comienzo me costó muchísimo todo, llegué con 200 dólares, y viví en una pensión durante mucho tiempo. Fui docente universitario y de colegios, hasta que me contrataron las empresas de recursos humanos y ahí me di cuenta qué era lo que quería; yo me había formado en coaching, pero no lo había ejercido hasta el momento. Hace 9 años solté todo lo seguro que tenía, me quedé con un ahorro para vivir unos 5 o 6 meses, y empecé de cero; no tenía ni para tarjetitas personales, ahorraba a full, no tenía vehículo, me iba en colectivo. Pero tenía tanto amor y tantas ganas de hacer lo que tenía en mi corazón y mente, y estaba tan convencido de eso, que a los 4 meses de dejarlo todo, empecé a tener tanto trabajo que no podía creer.
–¿Cómo es Javier Barbero, la empresa?
Actualmente estamos trabajando con un equipo como en nueve países. Fue un sueño no soñado, porque nunca pretendí esto. Yo empecé con amor y pasión para poder comer, después todo se fue dando de una manera impresionante. Por eso me siento muy bendecido, y también agradecido al Paraguay porque me dio oportunidades que mi país no me las dio.
–¿Cómo es trabajar con las emociones, ser coach?
La satisfacción que se logra al ayudar a una persona a alcanzar sus objetivos es indescriptible. Lo primero que hay que hacer es trabajar con uno mismo y yo sé, que ese es un trabajo que tengo para toda mi vida: seguir evolucionando, porque lo que soy hoy no me va a servir dentro de 10 años, cuando tengo que ser otro tipo de hombre. Y por sobre todo hay que entender que no es técnica solamente, es compromiso con ese ser humano que está frente a vos. Cada persona despierta solo cuando ya está lista, ni antes ni después. No se debe forzar, es como la flor, si vos tratás de abrirle los pétalos antes de tiempo, la matás, si le forzás a una persona que abra su mente, que abra su corazón, la lastimás.
–¿Qué hay que saber al elegir ser coach?
Esta profesión puede estar muy de moda, puede estar muy asociada a la fama, al dinero, a todas esas estupideces, pero es muy delicada si la tomás seriamente; estás trabajando con el interior del ser humano, con los sentimientos, con el corazón, entonces, al menos yo practico la profesión desde esa conciencia. Creo que con el ser humano no se juega, y creo que estamos los seres humanos demasiado lastimados por el sistema. En el sistema social somos tratados como cosas, números; no importamos, somos una lista. Estamos en una dinámica en la que no somos capaces de ser solidarios, cada uno hace lo que quiere y se salva, demasiadas cosas densas tenemos ya, esto es una crisis a nivel global, el individualismo, y estamos desconectados de la naturaleza.
–¿Qué se aprende recurriendo a un coach?
No estamos entrenados para buscar dentro de nosotros, estamos muy hacia fuera, educados hacia fuera, y en patrones de dependencia. En las parejas es común eso de ‘yo estoy con el/ella’ porque es mi media naranja y me completa. En realidad, vos ya estás completo, ese es el patrón de dependencia. Nosotros tenemos que darnos todo para vivir y estar bien, y el compañero/a es un complemento para caminar en la vida, pero eso no nos enseñaron. Nos enseñaron a depender, nos enseñaron a buscar afuera. Por eso lo que hace un coach es llevarte hacia adentro para que encuentres tus propias respuestas.
–¿El coach es igual a un motivador?
La motivación es todo un tema. Hasta hace unos 15 años se decía que alguien de afuera te podía motivar, pero hoy la sicología dice otra cosa: que la motivación es desde adentro hacia fuera, es intrínseca. Entonces el coaching enseña a que cada uno se automotive, esté donde esté y en las circunstancias en las que esté.
–¿Quiénes consumen los talleres de coaching?
En principio fueron las empresas multinacionales, hoy son más las empresas nacionales que apuestan por los talleres. Y en este momento tiene más fuerza el coaching de vida que lo puede tomar cualquier persona.
- Javier Barbero
- Coach Ontológico y Sistémico
- Comunicador Social
- Formador nacional e internacional de Coaches